Guia Conociendo a tu peque
Bienvenido
¡Gracias!
Ya tienes en tus manos un kit de herramientas que te ayudará en la relación con tu peque.
Conocerse, entenderse, y comunicarse entre ustedes será tarea fácil desde ahora.
Estoy feliz de ser parte de este camino en sus vidas. Gracias nuevamente por el apoyo y la confianza. Estoy aquí para lo que necesiten.
Descarga tu Guía aquí
https://youtu.be/QepyRFmfHe8
PRIMERA EDICIÓN 2023
Agradecimientos
Quiero agradecer a quienes me han formado con ética y profesionalismo.
A quienes me han acompañado e impulsado para llegar hasta aquí, a los pacientes y a sus familias que me enseñan cada día y motivan a generar este tipo de contenido, porque son ellos los que llegan con angustia, miedo, sufrimiento, malestar y los que necesitan este tipo de ayuda y me inspiran a seguir generando ideas.
A mi madre, mi hermana y mi pareja, por su paciencia y recarga de amor en los momentos difíciles.
A mis amigos, sobre todo a Ivette Piña, encargada de las referencias bibliográficas por cierto, por sus palabras acertadas siempre y por estar cuando la necesito. A Maryce González, la editora de esta guía, sin ti no hubiese llegado hasta aquí, gracias por la insistencia, la energía que me transmites, el impulso de hacer y lograr lo que me propongo y ayudarme a creer que no importa lo que piense, siempre es posible hacer lo que me propongo.
Y a tí papá, mamá que estás leyendo esta guía, gracias por el apoyo, por la confianza, pero sobre todo por pensar que siempre se puede mejorar y estar dispuesto a tomar las decisiones necesarias para ello.
Gracias a todos.
ÍNDICE
Introducción
Estamos pasando por un momento histórico, viviendo una POST pandemia, en la cual, a pesar de los estudios realizados, puede que aún no conozcamos en su totalidad los efectos de lo vivido en los últimos 3 años.
Sin embargo, los síntomas de ansiedad, depresión, problemas de conducta, por mencionar unos pocos, si no se exacerbaron porque ya estaban presentes, pues aparecieron de repente. Por lo que, tanto la psicoterapia como la búsqueda de información y herramientas, son cada vez más frecuentes entre los padres.
Lo que me ha llevado a escribir esta guía, esperando llegar a todos los hogares posibles.
Soy Rosaury y te invito a ser parte de esta, que más que una guía, es una herramienta a la que puedas recurrir cuando te sientas confundid@, desesperad@ o te encuentres en situaciones complicadas y no sepas manejar en la relación con tu peque.
En esta fase de mi carrera considero oportuno entregarte información útil y actualizada, tanto teórica como práctica, esperando que puedas comprender mejor la realidad que vive tu peque según edad, circunstancias e individualidad, para una relación más sana y empática entre ustedes.
A nivel personal he vivido muchos retos, que he superado acompañada de la psicoterapia y esto unido a mis capacidad de escucha, me llevaron a buscar una carrera que me permitiera ayudar a prevenir el malestar y conflictos en las personas, más tarde confirmé que trabajar los problemas de niños efectivamente influye en formar lo cimientos de relaciones sanas, a través de la autorreflexión y autoconocimiento.
Como psicóloga clínica infantojuvenil he tenido la oportunidad de trabajar con pacientes de distintas edades y motivos de consulta, lo que me llevó escribir esta guía para padres, en la que estaré abordando el autoconocimiento de los padres y la relación entre ellos como parte importante de la crianza, el vínculo entre padres e hijos/as, como también las etapas del desarrollo de los peques. Las conductas o síntomas que pueden ser preocupantes para los padres, pero que son parte de lo esperado para cada edad y etapa.
Otro factor a tomar en cuenta es que cada peque se encuentra en proceso de formación, en el cual se manifiesta la personalidad, cuyos rasgos pueden representar diferentes maneras de ser como por ejemplo: niños tímidos, intranquilos, sensibles, entre otros.
El ambiente, las costumbres, la religión y la cultura, también son factores a tomar en cuenta a la hora de comprender el comportamiento de un niño o adolescente.
Y para finalizar estaré abordando un tema importantísimo tanto en el desarrollo de los peques como en su relación con los adultos. Es un pilar fundamental en la psicoterapia tanto en lo individual como en las terapias con la familia de estos niños y adolescentes. Este tema son los límites.
El propósito principal es que esta información les deje ver una postura distinta, les brinde una fuente de ideas diferentes que aporte, más que conocimiento, opciones prácticas que puedan aplicar en su día a día, en situaciones particulares, para poder conectarse con este peque al que no saben cómo acercarse, cómo comunicarse.
Por último, me gustaría hacer énfasis en aplicar las herramientas que les facilito, en aprovechar al máximo la información a través del uso adecuado y constante, y además, continuar en esta búsqueda. Cada vez estudiamos más, cada vez conocemos casos nuevos, teorías, técnicas y herramientas nuevas. No importa cuántas hayan probado, lo que hace la diferencia es encontrar la que se adapte a su realidad y a sus necesidades.
Conócete
para conocer
a tu peque
En primer lugar, te quiero agradecer que te hayas encontrado conmigo en este espacio. Te pido que tengas en cuenta que no existe manual alguno para saber cómo criar. De hecho, creo que la crianza es de las experiencias más complicadas que existen. No solo porque no han escrito instrucciones, sino porque; cada hijo/a es una persona en desarrollo, que no TIENE que ser como ustedes, ni querer lo que ustedes quieren, puede ser y querer cosas diferentes, y eso no significa que sea malo. Simplemente, implica que se construirá una relación única y particular. Entonces, si estás leyendo esto, ¡te felicito!
Estás buscando ayuda y eso es lo más importante. Por eso quiero partir con la propuesta de comenzar un proceso de autoconocimiento, es decir, darte el permiso de sentir oportunamente, de reconocer tus emociones y expresarlas adecuadamente, hacerte responsable por tus errores pasados, en tu vida personal como en la relación con tus hijos/as. Esto, lejos de interferir en tu autoridad y en el manejo adecuado de límites, contribuye en su identificación contigo, con tu niño y adolescente interno, suma a la confianza que pueda depositar en ti, abriendo el camino hacia una relación estable basada en el afecto y el respeto.
No tengas miedo o vergüenza de mostrar esta parte de ti, de tu vida. Esto ayudará a que tu hijo/a empatice y se conecte contigo. Por supuesto, siempre cuida la manera en que le hablas, detalles innecesarios, el lenguaje y vocabulario, considerando su edad. Por ejemplo, si se trata de un adolescente, háblale de cómo fue tu primer beso, o cómo fue la primera vez que tuviste relaciones sexuales.
Así, podrás derribar el muro que interfiere en una comunicación fluida entre ustedes y dejará de verte sólo como figura de autoridad, como fuente de mandatos, instrucciones y normas. Te verá como una persona que ha vivido, que ha sufrido, que es capaz de contenerle y apoyarle en momentos difíciles.
Recuerda que mostrarse vulnerable no significa que eres débil. NO SABER, no es signo de vulnerabilidad. Expresar las emociones y aprender a manejarlas es de VALIENTES. Reconocer lo que duele y hace sufrir es difícil, requiere valentía.
Demostrar las emociones invita a tu hijo/a a identificarse contigo, a contar contigo en momentos difíciles para él/ella.
Minimentes
Minimentes
Minimentes
Minimentes
Por otro lado, saber cuáles son las creencias de cada uno y tratar con respecto la crianza y relación con su hijo/a, también forma parte de auto-analizarse. Determinar aquellos puntos en los que están de acuerdo y en los que no, buscar una alternativa.
Para no entregar un mensaje ambivalente o confuso. Esto les permitirá mantener una comunicación coherente y fluida entre ustedes y sus hijos/as, a la hora de establecer límites, normas, lo que se vale o no en el hogar. Plantear detalladamente las pautas de crianza, es decir, cuáles son las responsabilidades del peque en el hogar, los horarios, cuales son las conductas que quieren reforzar y cuales no quieren que se repitan, qué herramientas van a utilizar para reforzar las conductas, para manejar situaciones complicadas, por ejemplo desobediencia, pataletas. Mientras más claros y más consolidados tengan estos temas, más sano será el estilo de crianza.
Esta comunicación podría partir hablando acerca de tus propias experiencias, tanto las positivas como las negativas. Tus propios miedos, incluso traumas, experiencias de las cuales te avergüenzas. Aceptarte a ti mismo/a (papá, mamá), demostrará seguridad y confianza y facilitará el acercamiento.
Puede que te vea como un modelo a seguir, que incluso te idealice. En cuyo caso, es importante acompañarlo en su proceso de auto-reconocimiento y auto-aceptación. Cuidado con una autoestima inflada y una autoconfianza exagerada que pueda más bien influir en que tu peque se sienta más vulnerable ante ti. Por eso, te sugiero trabajar en ti mismo/a primero. Transitar tu propio camino de auto-reflexión, de seguridad y confianza real en ti mismo/a.
A partir de ahí será más fácil comprender que ser distinto a ti no significa que sea perjudicial para él/ella, significa que tiene otras fortalezas y otras debilidades. Toma en cuenta la importancia de apoyarlo/a a pesar de estar en desacuerdo con su decisión, el aprendizaje radica en equivocarse y el afecto se percibe justamente en tu apoyo incondicional en ese momento.
Es posible que esta manera de aproximarse abra otro canal de comunicación entre ustedes. Este es un espacio de inclusión, empatía y aceptación. La culpa, el remordimiento, la necesidad de perfección y el miedo a equivocarse, puede nublar la capacidad de leer las necesidades, sobre todo afectivas de tu hijo/a.
También es importante conocer tu manera de reaccionar, de manejar las emociones, no controlarlas o evadirlas, sino canalizarlas. Lo que significa encausarlas en un camino que permite expresarlas y trabajar en lo que lastima y genera malestar.
¿Qué puedes hacer para conocerte a ti mismo/a?
Practicar alguna técnica que te ayude a conectarte con tu cuerpo: yoga, meditación, mindfulness (con solo 5 minutos te puede ayudar)
Aprender a identificar aquellas situaciones que te generan malestar y tensión.
Antes y durante una situación complicada o de tensión, respira profundo, escucha tu cuerpo. Las emociones se manifiestan en el cuerpo a través de reacciones fisiológicas, por tanto, parte de conocerse implica saber cómo el cuerpo expresa la emoción, por ejemplo: la ansiedad se manifiesta a través del aumento de la respiración, palpitaciones, sudoración, visión de túnel, entre otros.
Entender cómo reacciona tu cuerpo, te puede ayudar a empatizar con tu peque cuando siente esas emociones, a identificar cuándo está experimentando una emoción en particular.
A lo largo de esta guía encontrarás distintas técnicas para diferentes situaciones.
Tu peque
según su edad
El desarrollo de una persona engloba distintos aspectos, los cuales de manera natural se relacionan entre sí.
A manera general tenemos:
⦿ El desarrollo del lenguaje
⦿ El desarrollo psicomotor
⦿ El desarrollo cognitivo
⦿ El desarrollo emocional.
Cada uno, contiene hitos que implican la consecución de habilidades y capacidades necesarias para avanzar a la siguiente. Sin embargo, por ser natural, la edad es determinante, por tanto es fundamental para saber qué esperar y cuando.
Si el peque necesita estimulación o si por el contrario alguna capacidad que piensas debería haber alcanzado, quizá naturalmente no corresponde por su edad. Por ejemplo: los primeros pasos deben darse en el momento en que el Niño/a esté preparado en términos biológicos, en tanto su estructura ósea y motricidad deben haberse desarrollado lo suficiente como para ejercer dicha acción.
O un adolescente que debe alcanzar la etapa cognitiva necesaria para comprender los riesgos que conllevan una situación u otra, lo cual es importante resaltar, no tiene que ver con su inteligencia, sino con una capacidad de análisis que naturalmente se da con el tiempo.
En este sentido me gustaría dejarte algunos detalles importantes sobre estas etapas.
Etapa sensoriomotora (0-2 años):
En esta etapa los niños y niñas interactúan con su entorno a través de los sentidos y de las acciones motrices que realiza a través de su cuerpo. La repetición de los reflejos innatos le permiten interaccionar con su cuerpo primero y, más adelante, con el exterior a través de los sentidos y de acciones concretas.
Etapa preoperacional ( 2-7 años):
En esta etapa los niños inician una integración mental de todas las acciones-reacciones realizadas en el periodo anterior. Empiezan a abstraer toda esta información mediante esquemas mentales, que permiten el desarrollo del lenguaje, y juegos simbólicos.
Etapa de las operaciones concretas (7-11):
En esta etapa los procesos de razonamiento se vuelven lógicos. Se desarrollan los procesos cognitivos de seriación, clasificación de los conceptos y conservación. Las nuevas estructuras lógicas permiten a los niños y niñas solucionar problemas sociales concretos.
Etapa de las operaciones formales (11 años en adelante):
En esta etapa los adolescentes son capaces de realizar razonamientos lógicos, inductivos y deductivos.
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0-6 meses:
Sostiene de la cabeza, succiona, manotea, patalea armónicamente. Luego intenta agarrar los objetos de interés.
6-9 meses:
Se puede mantener boca abajo y sentarse sin ayuda, comienzan a aprender a gatear. Se puede pasar un juguete de una mano a otra.
10-12 meses:
Comienza a pararse con apoyo y luego a dar pasos mientras un adulto toma su mano, se afianza el gateo e inicia el agarre de pinza (motricidad fina). Desde que nacen, aunque no es a través del lenguaje oral, los peques tienen su manera de expresarse.
0-6 meses:
Emiten sonidos y vocales.
1-2 años:
Emite sílabas, primeras palabras, imita sonidos y señala. Aparecen las primeras interrogativas ¿Qué? ¿Dónde?
Hacen uso de sus sentidos para conocer el entorno.
Con su cuerpo, a través de sus reflejos pueden interactuar con el mundo exterior.
Sigue con la mirada, sonríe y luego muestra interés por sonidos o por otras personas.
Reconoce expresiones, relaciona las situaciones con la emoción que éstas producen.
De 2 a 3 años:
Aumenta su capacidad sensorial en cuerpo y manos, así como la motricidad fina, ya pueden comer y beber solos.
De 3 a 5 años:
Pueden hacer trazos, sube escaleras alternando los pies, baila.
De 5 a 7 años:
Son más independientes, capaces de vestirse solos, amarrarse los cordones, atajar una pelota.
2 a 3 años:
Emite oraciones de más de 2 palabras. Obedecen ordenes de hasta 2 elementos.
3 a 5 años:
Uso de “pero” y “¿por qué?”. Aumenta el uso de verbos auxiliares, mejora la pronunciación, aunque puede presentar dificultad para decir algunas consonantes. Hace preguntas con frecuencia. Tiene la capacidad de contar una historia completa.
6 a 8 años:
Debe ser capaz de pronunciar todas las letras, crear frases completas y sostener una conversación. Se comienza a desarrollar el juego simbólico gracias a la integración de los esquemas mentales aprendidos en la etapa anterior a través de los sentidos
2 a 4 años:
Logra diferenciar las propias expresiones y las de otros. Es capaz de entender la relación entre las situaciones y las emociones. Expresa las emociones. Comienza la relación entre lo que quiere y la emoción.
4 a 6 años:
Es capaz de identificar y ponerle nombre a las emociones, aparece la voluntad sobre la emociones y puede regularlas, el recuerdo puede producir una emoción.
6 a 7 años:
Comienza el desarrollo moral, las normas en la sociedad en cuanto a expresar las emociones y comprende el comportamiento adecuado.
7 a 11 años:
Mejora su equilibrio pudiendo caminar sobre una barra angosta, también saltar sobre cuadros pequeños y hacer ejércitos de coordinación más complejos
Con la adquisición de la lectoescritura, su capacidad comienza a parecerse a la de un adulto. Lee y escribe un relato. Aumenta la frecuencia de preguntas, la curiosidad por la causa y efecto. Comienza a utilizar la lógica y las reglas para relacionarse con su entorno. Su madurez les permite llegar a conclusiones a partir de esta lógica, más allá de los objetos. Adquisición de conceptos más complejos que permiten una mayor comprensión y manejo de sus emociones.
11 años en adelante:
Aumento de estatura, más fuerza. Comienza la pubertad, en ocasiones son torpes, en tanto sus cuerpos cambian y el cerebro debe ajustarse a estos. El adolescente es capaz de emplear 80 mil palabras aproximadamente y manejar términos más formales y abstractos. El estilo que utilice dependerá del grupo en el que se encuentre (con amigos o adultos).
Inicia la adolescencia y con ella la capacidad de plantearse y analizar situaciones hipotéticas y más complejas.
Comienzan a plantearse objetivos positivos, establecer relaciones desde la empatía.
Existen sin embargo diferencias entre los géneros, de manera que las niñas manifiestan capacidad de empatía, reconocimiento y expresión de las emociones más rápido que los niños, tanto en ellas como en otras personas. Son capaces de comprender perspectivas distintas. Debido a los cambios de esta etapa, en términos corporales, hormonales y emocionales, se espera que presenten mayor timidez y ansiedad, sobre todo en tanto deben enfrentarse además a exigencias sociales.
Estos hitos del desarrollo, son una guía no una fórmula que ellos/as deben cumplir exactamente. Sirven como referencia para saber las capacidades y habilidades con las que se espera que deban contar.
Ahora, es importante ser afable, empático, respetuoso, sobre todo cuando se trata de aquel niño/a o adolescente, que no ha cumplido con alguna de estas características, sobre todo cuando se trata de una exigencia del entorno: la escuela, la familia.
Tomemos en consideración que estas Minimentes están creciendo, que son el centro de atención en este sentido, que son señalados por sus maestros y pares y que, lo más probable es que, se hayan dado cuenta que son comparados y que no cumplen con estas expectativas. A veces, se sienten mal, desvalorizado y culpables por no encajar en ese grupo.
Entonces, tomemos en cuenta que en ocasiones, los niños/as pueden estar, o muy adelantados o todavía no hayan alcanzado todas las habilidades que se esperan, pero en cualquiera de los casos es importante trabajar la aceptación o la estimulación que se requiera
Tiempo de concentración esperado para cada edad durante la infancia:
⦿ 4 meses a 1 año: 3 a 5 minutos.
⦿ 2 años: 4 a 10 minutos.
⦿ 3 años: 6 a 15 minutos.
⦿ 4 años: 8 a 20 minutos.
⦿ 5 años: 10 a 25 minutos.
⦿ 6 años: 12 a 30 minutos.
⦿ 7 años: 14 a 35 minutos.
⦿ 8 años: 16 a 40 minutos.
Tu peque
según su comportamiento
-Colores-
En los niño/as la personalidad va de la mano con el desarrollo evolutivo.
En este sentido, sería oportuno explicar, de forma general, el tema de la personalidad. Esta engloba los principales aspectos a la hora de conocer a tu peque.
La personalidad incluye los rasgos o características que posee y manifiesta una persona de forma permanente, que pueden ser flexibles, y al mismo tiempo, lo distinguen de los demás. Estos rasgos están relacionados con aspectos psicológicos, conductuales y emocionales.
A lo largo de la historia, distintos autores han estudiado la personalidad planteando factores que intervienen en la formación de la misma.
Para explicarlo de forma sencilla, tomaremos los dos más evidentes: los factores genéticos y los factores ambientales.
Por un lado, los factores genéticos que intervienen en la formación de la personalidad, se refieren a que todos poseemos una codificación determinada, heredada, que por supuesto influye en cierto grado con la manera de ser, comportarse, expresarse, pensar y obviamente es reflejo de las generaciones que nos preceden.
La lógica de este tema radica en que, el estado de ánimo y los rasgos de personalidad están relacionados con el sistema nervioso y la biología del cerebro, es decir, la producción de hormonas que regulan las emociones.
Esta biología se codifica desde que los seres son concebidos, es hereditaria. Por tanto, inevitablemente es una carga que trae el ADN de nuestros padres.
En este sentido, encontramos que cuando se presentan rasgos adaptativos o sanos, desadaptativos o inadecuados, a veces encontramos que algún familiar manifiesta o manifestaba dichos rasgos.
Sin embargo, el factor hereditario no es el único que interfiere en nuestra forma de movernos por el mundo. También encontramos el ambiental (entorno) que viene a jugar un papel protagonista en todo esto.
Acerca de esto, consideremos las situaciones difíciles, traumáticas, puntuales como la migración o pérdida de un ser querido y las más permanentes como pobreza extrema, negligencia o abuso por largo tiempo, estilos de crianza, cultura, religión, clima, nutrición, salud física, entre otros.
Temperamento y Carácter
El temperamento al igual que la inteligencia y la constitución corporal, compone una especie de material bruto que acaba por conformar la personalidad.
El temperamento, se relaciona con el clima bioquímico o tiempo interior en el que se desarrolla una personalidad.
El carácter es pura tradición europea en muchos campos de estudio, como filosófico, psicológico, pedagógico, psicoterapéutico, entre otros.
Carácter es un término de origen griego (carácter – marca)
Concepto psicológico de carácter:
Que se enfrenta al mundo haciendo uso de sus distintas facultades, es decir, en su sentir y en su obrar, en sus decisiones voluntarias, valoraciones y objetivos, en sus juicios y orientaciones espirituales, con lo cual adquiere su existencia individual una fisionomía que le diferencia de los demás.
Definición de la personalidad:
Las características que describen a un individuo.
Dinámica de la personalidad:
Interrelación entre la persona y su entorno, su cultura y cómo reacciona.
Desarrollo:
Los cambios que se presentan en la personalidad tomando en cuenta la biología individual y las experiencias a lo largo de su vida, desde la niñez a la adultez.
Al final, la personalidad está integrada por el temperamento y el carácter, por tanto, es importante comprender que somos seres bio – psico – sociales y que estos 3 factores, involucrados entre sí, resultan en una forma de ser particular, en la manera de interpretar, reaccionar, responder, analizar… de SER y HACER.
En el caso de los niños, como todo lo demás, la personalidad está en desarrollo, su manera de ser actual no es la definitiva. Sin embargo, es cierto que hay rasgos que se hacen evidentes, en su comportamiento, en sus reacciones, en su manera de enfrentar situaciones o de responder.
Estos rasgos podrían ayudarnos a conectarnos con ellos, a conocerlos, desde la empatía, la inteligencia emocional, porque formar parte de su mundo nos ayuda a relacionarnos con ellos, a poner límites de la mejor manera, acompañarlos en el crecimiento, evitando la imposición y el autoritarismo.
Que abunde el afecto cuando nos toque poner límites, emplear prohibiciones o tareas en el hogar.
Ahora, intentaré plantearles cómo son los niños, desde mi experiencia, desde lo que he visto, lo que muestran, lo que expresan y sus conductas.
Pero primero permítanme aburrirlos un poco, porque es necesario que sepan que existe una teoría de base, que existen autores que han estudiado la personalidad y no los puedo dejar de lado. Después explicaré cada categoría desde mi perspectiva.
La personalidad ha sido definida desde antes de cristo por los griegos. Pero en este caso podemos echar un vistazo a 2 teorías que plantean rasgos de personalidad. Goldberg, por ejemplo, quien los divide en 5, los llama Los 5 grandes.
1. Extroversión
2. Agradabilidad
3. Consciencia
4. Neuroticismo
5. Apertura a la experiencia
Estos, describen las diferencias de cada individuo que caracterizan su personalidad y quizá sirvan de guía para entender que quizá lo que nos parece un problema, es simplemente una manera de ser o de reaccionar qué tal vez no estamos acostumbrados, pero no por ser diferente, significa que no es conveniente y que se deba cambiar.
A grandes rasgos planteamos también la teoría de la personalidad de Eysenck, a modo de explicar la organización con la que una persona tiende a relacionarse con su entorno, lo que al mismo tiempo sirve de guía a la hora de aproximarnos a los peques.
Este autor plantea en primera instancia 3 dimensiones básicas:
Extraversión (emocionalidad) – intraversión
Sociable, vivaz, activo, asertivo, despreocupado, dominante, espontáneo, aventurero.
Neuroticismo (dureza)
Ansioso, deprimido, tenso, irracional, tímido, triste, emotivo, baja autoestima, sentimientos de culpa.
Psicoticismo
Agresivo, hostil, frío, egocéntrico, impersonal, impulsivo, antisocial, creativo, rígido, y poco empático.
Y luego agrega la inteligencia general que está relacionada con las habilidades cognitivas que a su vez, está conectada con el temperamento y el carácter.
Es importante aclarar que estas clasificaciones y términos, están asociados al estudio de la personalidad ya construida, es decir, no se refiere específicamente a la de un niño.
Por tanto, como les comenté, para facilitar la comprensión y hacer más divertido todo esto, preferí plantearlo desde lo observable, desde la conducta. En este caso, aclaro con antelación que las 4 primeras clasificaciones NO están vinculadas a criterios diagnósticos de algún trastorno, en cuyo caso hablaré en la categoría número 5.
https://youtu.be/Cl5dTDC27cM
Si la personalidad tiene que ver con la forma de ser de las personas, entonces también se asocia a la manera en que reacciona, a la forma en que enfrenta las situaciones, resuelve conflictos, se aproxima a otra persona.
Entonces, cada niño va a comenzar a mostrar una inclinación hacia un tipo o rasgo de personalidad.
La idea es ayudarlos a visualizar que cada comportamiento, en cierto modo está relacionado con la forma de ser del niño, sin embargo, no significa que sea “malo” o que tenga algún tipo de trastorno, es decir, en general hay personas más calladas, tímidas, inquietas, sensibles, con tendencia a la rabia, pero no significa que deban cambiar, simplemente el objetivo es aceptar a los niños como son, teniendo presente esto, enseñarles la mejor manera de relacionarse, de poner límites, guiarlos en el aprendizaje de formas adaptativas y sanas de enfrentar y superar las adversidades.
Antes de comenzar a hablar de qué hacer según el tipo de comportamientos y actitudes de tu peque. Es importante aclarar que la base para aplicar cualquier herramienta, método, consejo o técnica es la empatía.
La palabra empatía es tan mencionada, pero tan poco comprendida, porque realmente el asunto no es que ya viviste lo que vive tu peque, o que “YA PASASTE POR ESO”, lo que quiero decirte es que tu peque está en formación, es distinto a cualquier otra persona y está viviendo desde su propia psique, desde sus propios lentes, entonces la empatía se trata de conocerlo primero, saber qué le gusta y cómo le gusta, y no para complacerlo, sino para CONECTARSE, para CONECTARTE con el/ella.
Porque la empatía no es vivir lo que el otro vive, es entender y comprender cómo lo vive, desde su individualidad y su subjetividad. Quiero mostrarte entonces, una mirada distinta y explicarte que la base para lo que viene a continuación es la conexión.
Para trabajar la conexión
Herramienta 1
- Tomate 15 minutos de tu día. Aplica la escucha activa
¿Qué es la escucha activa? Estar presente con todos los sentidos en una conversación.
Hazle preguntas abiertas, no sugestivas, sin responder por el/ella.
Deja las pantallas a un lado, haz contacto visual mientras te habla, observa su postura, sus gestos, escucha su tono de voz, cuáles temas le emocionan, le asustan, le hacen sentir triste.
Sobre qué temas prefiere hablar, cuál es su maestra favorita, su materia favorita, cuales no les gusta y por qué, cómo se llaman sus amigos más cercanos, qué series y películas le gustan, sus personajes favoritos, con cuáles se identifica, su comida favorita, su postre, qué comida no le gusta y por qué.
Escucha su opinión y experiencias, respétalas, aunque no estés de acuerdo, sin juzgar, señalar o cuestionar.
Herramienta 2
- Háblale de tus experiencias, tus miedos, tus gustos, tus mejores vivencias, tus peores vivencias.
- Háblale de sexualidad, emite tu opinión, sin esperar que esté de acuerdo (sobre todo en la adolescencia).
Herramienta 3
- Invítalo/a hacer cosas que le gusten, disfruten juntos. Mírale como persona, no solo como tu hijo/a, esperando que cumpla las normas y obedezca sin criterio propio. Proponle actividades que le gusten y hazlas (aunque no te encanten)
Sin conexión es difícil ser empático, sin empatía es difícil validar la emoción.
Hablemos un poco de esa famosa frase “Validar la emoción”, que no es solo decir: “entiendo que estás molesto/a, entiendo que estás triste” porque ¿te has preguntado cómo te sentirías en su lugar? ¿Cómo te gustaría que te trataran o qué te gustaría que te dijeran estando en su lugar?
Sé que en la cotidianidad y la rutina se nubla la mente y es difícil estar siempre disponible y con la paciencia necesaria, por eso te pido que te des el permiso a ti mismo/a de darte un tiempo y un espacio, de perder la paciencia de vez en cuando, de no saber qué hacer, no seas tan duro/a contigo mismo/a, date el permiso de fallar y cometer errores, sin culpas ni remordimientos.
No hay garantías de nada, no hay una fórmula mágica para evitar que tus peques tengan conductas inadecuadas, que fallen, que saquen malas calificaciones, que se peleen, que agredan o sean agredidos.
A veces sin darte cuenta puedes engancharte en la reacción o conducta, generando una bola de nieve que termina en un caos, en tensión y mucho malestar.
Puedes incluso tomarte su conducta a pecho y pensar que lo hace a propósito, pero, debes saber: si es pequeño/a, hay conductas y reacciones que son esperadas para su edad porque está aprendiendo a gestionar sus emociones, a reconocerlas y expresarlas, básicamente su cerebro trabaja en función de su instinto: solo quiere comer, dormir y jugar.
Y si es adolescente, pues, como me dijo la mamá de un paciente una vez: “me marcaste cuando me dijiste que MUCHAS VECES, NI EL MISMO SE ENTIENDE”, es decir, el adolescente está en proceso de cambios constantes, corporales, emocionales, hormonales, que lo llevan a una revolución en todo sentido, además que no es ni niño ni adulto, todavía no ha terminado de construir su identidad. En pocas palabras, NI ELLOS MISMOS SE ENTIENDEN.
Dicho esto, te invito a tomarte 5 minutos cuando te sientas colapsado/a y te hagas esta serie de preguntas que te pueden ayudar a reflexionar y “bajar las revoluciones”, sobre todo cuando te sientas agobiado/a, no encuentres salida o no sepas qué hacer. Pregúntate:
- ¿Cómo te sientes? (Física y emocionalmente)
- ¿Cuál es tu reacción ante las emociones y conductas de tu peque?
- ¿Qué te hace sentir la reacción de tu peque?
Entendamos también que los pensamientos generan emociones, pero no cualquier pensamiento, me refiero a la interpretación de la realidad, que valga la acotación, en su mayoría, no coinciden objetivamente con la realidad.
Específicamente: la tristeza se siente cuando tenemos una sensación de pérdida, la ansiedad cuando tenemos una percepción de amenaza (o de que algo malo va a pasar), la rabia se produce cuando interpretamos una situación como injusta.
AZUL
Introvertidos
(escondidos)
- Introvertidos/as (escondidos/as) azul
Este “tipo de niños/as”, es ideal para comenzar este apartado porque justamente, los padres asumen que, si un niño/a “vive en su mundo IN-terno” algo anda mal con él/ella, así como todas las formas de ser diferentes. Sobre todo, en esta cultura, que manifiesta una necesidad de ser sociable, que para ser aceptado/a e integrado/a en la sociedad se “debe” ser extrovertido/a.
Te invito, por tanto a NO penalizar o estigmatizar comportamientos que no necesariamente esconden una patología o que algo no está bien. Por el contrario, los/as niños/as introvertidos/as pueden tener mayor capacidad reflexiva, creatividad, empatía y prudencia.
Al mismo tiempo, debemos tener en cuenta y reflexionar si el/la peque muestra conductas de aislamiento repentinas, lo que posiblemente sugiera la presencia de un detonante, lo que usualmente se acompaña de otras señales.
Tenemos que tener cuidado y saber diferenciar cuándo se trata de un/a niño/a introvertido/a, que por ejemplo: le gusta leer, jugar solo, que es selectivo/a, analítico/a, creativo/a, imaginativo/a y tranquilo/a, y cuando se trata de una situación o evento que ha desencadenado un comportamiento de aislamiento (es distinto ser introvertido y aislarse).
Especifiquemos entonces, estas situaciones: abuso sexual o escolar, conflictos familiares (violencia física y/o psicológica intrafamiliar, divorcio o separación) y cambios drásticos (enfermedades graves, fallecimiento, mudanza, entre otros), lo que lleva a evitar el contacto social, enfrentarse y someterse a situaciones de riesgo, al rechazo, como método de protección ante una baja autoestima o autoeficacia. Además de dificultades cognitivas como, atención, concentración y con ellas, bajo rendimiento académico.
En definitiva, para los/as niños/as azules, nuevamente te pido validar y respetar su forma de ser y enfrentarse al mundo, intenta entrar en el suyo y descubrir lo maravilloso que puede ser, por tanto, más que herramientas para ayudar o mejorar la conexión con ellos/as.
Te daré recomendaciones acerca de qué puedes evitar:
- Avergonzarle en frente de otros: “yo no sé por qué es así, no comparte con nadie, no habla, se la pasa solo/a”.
- Presionarle a hacer muchas actividades con el fin último de “obligarlo/a” a pasar más tiempo con los demás.
- Dejarle en evidencia en grupos cercanos (o no), es decir, exponerle y ponerle en riesgo de ser señalado/a.
- Evita obligarle o presionarle para socializar. Una cosa es educarle en la cortesía y otra insistir en que, por ejemplo: salude con besos y abrazos cuando se niega.
- Siendo introvertido/a, se espera que hable poco para sentirse seguro o simplemente para no hablar con desconocidos/as. Por eso, si respondes por el/ella, solo se reforzará este comportamiento.
- Evita desvalorizar sus logros, en tanto notas un esfuerzo por acercarse a otros/as, enfócate en lo que ha superado, NO en lo que falta o que no es capaz de hacer todavía.
NOTA: si el aislamiento es causado por ansiedad, ve al apartado 4 (niños/as morados)
AMARILLO
Intranquilos
(Saltarines)
2. Intranquilos/as (saltarines/as) amarillo.
Comenzamos planteando que ser desafiante y oposicionista se espera o es natural en niños/as en etapa prescolar y escolar, por tanto, introducimos ahora el concepto de “límites”, es decir, tan sencillo como que a la hora de mejorar la relación con los/as peques, primero consideramos que la etapa del desarrollo es de los primeros límites a respetar puesto que, de manera natural, estos/as niños/as son inquietos/as, en mayor o menor medida, pero esto conduce a analizar si estamos penalizando por conductas que biológicamente van a aparecer.
¿Cómo identificarle?
Hay niños/as que no pueden estar quietos en ningún lugar, comienzan a tener este comportamiento en situaciones, lugares y horas en particular.
HERRAMIENTAS
Una de las herramientas que nos ayuda mucho es la ANTICIPACIÓN, pero para usarla tenemos que tomar en cuenta otra que se llama REGISTRO CONDUCTUAL porque, para poder anticipar necesitamos saber qué, sobre todo considerando que a veces no nos damos cuenta si hay un detonante de la conducta.
Lo voy a explicar con un ejemplo:
Un/a niño/a se pone más intranquilo después de comer azúcar, alimentos ultraprocesados o bebidas azucaradas (las endulzadas con aspartame y sucralosa también aplican).
Pero para hacer esta relación, necesitamos tener un registro en el que anotaremos cuando comenzó la conducta, en qué lugar, qué estaba pasando en ese momento, qué pasó antes, qué comió, qué vio en la tele antes.
Entonces, ya sabremos que sí llegó el tío con un chocolate, tendremos que usar una técnica de relajación en ese momento porque habremos ANTICIPADO la conducta saltarina y podremos evitar “penalizar” al peque por una reacción que no puede controlar, producto de la ingesta de azúcar.
https://youtu.be/Cl5dTDC27cM
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ROJO
Irritables
(incómodos)
3. Irritables (incómodos/as) rojo
Digamos que estos/as son los/as peques que hacen berrinche, pataletas, que no entienden un “NO” como respuesta, que no entienden límites. Son más sensibles al disgusto, enojo o incomodidad, no necesariamente es un síntoma asociado a algún trastorno o diagnóstico.
Al igual que los/as saltarines/as, puede ayudar mucho hacer un registro de conductas para hacer consciente las situaciones, eventos, personas, asociados a estas conductas.
Existen herramientas, después de validar y empatizar, que se pueden utilizar en estos casos y que pueden ayudar a gestionar las emociones tanto del adulto como del peque.
Imagina que quien está haciendo el berrinche o la pataleta no es tu peque sino, tu mejor amigo/a. ¿Qué haces cuando viene llorando, quejándose de que algo le pasó? y aunque para ti es algo tonto, igual te dedicas a escuchar y hasta le ofreces tu hombro para que llore.
O, tu mismo/a cuando de repente se te antoja una comida en algún sitio en particular, pero cuando llegas, el lugar está cerrado, te molestas y hasta haces una pataleta.
Sin embargo, cuando le pasa a tu hijo/a que quiere un juguete que no le puedes comprar, pretendes que mágicamente entienda que tiene que esperar a fin de mes o que por el momento no se puede, esperas que dandole un discurso de 10 minutos, mágicamente se le quite la rabieta, la frustración y la rabia.
Las emociones cumplen una función. En el caso de la ira, su función es la autodefensa o autoprotección, por tanto, es importante darles su espacio para expresar la rabia de una manera adecuada y sana, respetando los límites del otro.
Herramientas
De manera general, se puede sugerir, darle la vuelta a la manzana, caminar un poco, mencionar que puedes ver que tiene rabia, que está bien y es natural sentir rabia, sugiérele golpear un cojín, almohada o colchón, gritarle a la almohada.
Trata de no engancharte, de no tomártelo a pecho.
Intenta pensar qué sentirías en su lugar.
Ofrécele alternativas: esta vez no te puedo dar el chocolate, pero me gustaría ver una película contigo, podríamos ir al parque un rato con tus patines, ¿te gustaría ayudarme a preparar la cena? ¿Qué te gustaría comer? Podríamos ver un capítulo de tu serie favorita.
Técnica del Globo:
Una vez se determinen las situaciones que detonen la rabia, se puede utilizar esta herramienta. Para aplicarla, evidentemente necesitarás un globo (normal, de fiesta, me parece divertido que sea rojo porque ellos suelen asociar la rabia con ese color).
Le pedimos al peque, después de conectarnos con el, que comience a soplar el globo para inflarlo, solo que en esta ocasión, cada soplada va a ir cargada de la rabia, es decir, el globo se va a inflar con la emoción, entonces, ya el enojo no va estar depositado en su pecho, en su mente, sino en el globo.
Una vez inflado, se amarra y se le pide al niño que lo explote, pisándolo, aplastándolo, pero no con algo punzante porque se pierde el objetivo de utilizar la fuerza para explotarlo (a menos que le de miedo, entonces lo puede pinchar o lo explotas tu).
La idea es que con cada soplada el cerebro se concentre en inflar el globo y equilibrar el estado de tensión y al romperlo le dices: la rabia/ira/enojo (como el lo llame) se fue con el globo, ya no está en tu mente ni en tu pecho.
Técnica del Semáforo:
Para aplicar esta técnica debemos explicarle al peque primero cuáles son las emociones básicas. Las que van a aparecer cuando el semáforo llegue a rojo: tristeza, miedo, ira, rabia. En este caso, la ira es la que, con mayor frecuencia expresan los/as niños/as incómodos/as.
Una vez que, tanto tú como el/la peque comprendan esto, dibuja en una cartulina 3 círculos en vertical, como un semáforo, y coloréalos según corresponda. Recomiendo pintar una cara alegre en el verde, una cara seria en el amarillo y una cara furiosa en el rojo.
La herramienta anterior también puede ayudar a que el/la peque aprenda a respirar, justo lo que necesitamos cuando entra en AMARILLO “pensar”. Entrar en amarillo implica que esa situación o evento que genera tensión y malestar está por suceder y de alguna manera, se espera que seguidamente se desate el berrinche o pataleta. Si ya conocemos al peque, sabremos cuales son estos momentos, entonces, con cartulina en mano pediremos al peque que señale con qué color se identifica en ese momento.
Cuando esté en ROJO “parar”, podemos entregarle el globo rojo. Y realizar la técnica anterior, analizar lo que descubrimos en el amarillo. En el VERDE “actuar” es decir, buscar alternativas que puedan resolver el problema y mejorar el malestar. Una vez que pase la rabia, puedes sentarte en calma y conversar sobre lo ocurrido. Qué sintió, qué pensó.
Y el valor agregado es que estarás iniciando a tu peque en el mundo de la Inteligencia emocional, que implica la capacidad de reconocer la emociones en uno mismo y en el otro. Además de aprender a gestionarlas adecuadamente, sin hacer o hacerse daño ni reprimirlas.
NOTA: Es muy importante tener en cuenta que muchas veces los/as niños/as expresan la tristeza a través de la rabia, es decir, desde tu perspectiva quizá veas que tiene un comportamiento acorde a la rabia o la misma pataleta, pero es posible que esa conducta esconda tristeza.
MORADO
Ansiosos
(Temblorosos)
4. Ansiosos/as (temblorosos/as) morado
Un/a niño/a puede mostrar signos de ansiedad, sin presentar el diagnóstico. Tomando en cuenta que en la ansiedad, el factor hereditario juega un papel muy importante, en estos casos debemos partir de ese punto.
Es normal tener ansiedad en cierto grado pero si por ejemplo, el/la peque vive constantemente preocupado, en estado de alerta, tiene miedo de salir, de conocer lugares o personas, con frecuencia piensa que algo malo va a pasar, muestra rechazo a hacer presentaciones delante de sus compañeros, a presentar pruebas, inventa sentirse mal para no ir a la escuela justamente el día de una presentación o un examen, cuando se enferma, se muerde las uñas (onicofagia) o se muerde las cutículas de los dedos.
Debemos considerar que es una emoción generalizada, que no se debe a un evento específico sino a un estado de alerta constante.
¿Qué podemos hacer?
En primer lugar, tomar conciencia del contexto, es decir, cuándo comenzó, en qué situaciones se presentan, intenta comprender el cuadro completo de la ansiedad. Recordemos que la base de la ansiedad es el miedo y el miedo proviene de una percepción de amenaza, por tanto, evaluemos: pregúntate, qué le estás exigiendo a tu peque en la escuela por ejemplo, cuáles son tus expectativas en cuanto a su comportamiento, su desempeño, ¿es realmente necesario que cumpla con todos los parámetros que le estás exigiendo?.
Y si por ahí no va la cosa, entonces pregúntate y/o pregúntale: por quién o por qué se siente amenazado. No me refiero a la causa, me refiero al qué especifico… qué lo hace sentirse así. A qué le tiene miedo, desde cuándo, en qué espacios.
JAMÁS desvalorices sus emociones, ésta o las otras. Pero en este caso, valida el miedo, no lo anules, ni lo minimices, quizá a ti no te da miedo pero eso no es lo importante.
Luchar contra su miedo e intentar que desaparezca o insistir en que “NO TIENE POR QUÉ TENER MIEDO PORQUE ES GRANDE O PORQUE MAMÁ Y PAPÁ ESTÁN AHÍ”, no ayuda a abordar lo que lo ocasiona y puede que, el peque deje de manifestarlo pero no porque desapareció, sino porque se siente presionado.
Lo que suele generar más ansiedad aún.
Para el momento de la ansiedad te propongo un entrenamiento previo para aliviar los síntomas, una de las herramientas principales y más valiosas que se pueden utilizar para la ansiedad es LA RESPIRACIÓN, por ende, el yoga infantil y el mindfulness podrían ser sus aliadas.
Honestamente, para un adolescente o un adulto con altos niveles de ansiedad, es complicado iniciarse en este tipo de practicas, pues justamente su objetivo es “calmar la mente”, no callarla, no reprimir las emociones, sino enfocarse en el AQUÍ y el AHORA, pero para una persona que justamente piensa constantemente en el futuro, y casi siempre con toques catastróficos, es difícil no darle valor a los pensamientos y darle toda la atención a la respiración, a los movimientos corporales o simplemente a lo que los 5 sentidos perciben.
Por eso, te invito a que si tu peque es pequeño/a, comienza AHORA con el entrenamiento.
Ahora es el momento en que el cerebro aprende más rápido, en tanto, si comienzas ahora a enseñarle a tu peque a entrenar su mente para no dejarse arrastrar por pensamientos futuros catastrofistas, le será más fácil lidiar con situaciones que más adelante, de adolescente o adulto, serán bastante complicadas.
VERDE
Orgánicos
(Especiales)
5. Orgánicos/as (especiales) verde
Consideramos en esta categoría a todos los niños cuyo comportamiento se debe exclusivamente al factor biológico.
Cada uno de estos puede entrar en algunas de las categorías previas y, también puede considerarse como características relacionadas con lo que PUDIERA convertirse en un diagnóstico (estarán pensando: ¿Qué?). Por eso resalto la palabra “pudiera”, es decir, no necesariamente.
Porque en realidad, todos tenemos características, rasgos, estilos de afrontamiento que apuntan más hacia la ansiedad, hacia la depresión, hacia la ira.
Lo importante es, darse cuenta a tiempo, para prevenir que estos síntomas escalen y se conviertan en un problema que impida el funcionamiento esperado para la edad, contexto, cultura, entre otros, del peque.
Una vez comprendamos que cada uno tiene características particulares, entonces podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación planteándonos preguntas que nos dirijan a un objetivo, a un norte, entonces en lugar de preguntarnos “¿por qué mi peque es así?”, sería más práctico preguntarnos: ¿cómo puedo conocerlo mejor, acercarme, conectarme, comprenderlo?
¿Qué puedo hacer para llegar a eso? ¿Para qué voy hacer o decir esto o aquello?
Les quiero recordar para cerrar este apartado, la importancia del factor ambiental. Para todos los casos, e incluso para este, hay una herramienta que me gusta usar. Todos/as los/as niños/as deben tener una estructura, deben tener límites físicos, en tiempo y espacio.
Utilizaré un ejemplo para los niños verdes:
Un día, llegó a mi consulta una mamá con un niño de 6 años aproximadamente.
La madre comenta que este peque tenía un diagnóstico de epilepsia, el cual habría ocasionado daño cerebral y con eso, efectos en el aprendizaje, específicamente. No había adquirido los conocimientos esperados para su edad.
Esto no significa que el niño será incapaz de adquirir estos conocimientos, simplemente será más difícil y más lento, lo que implica únicamente que la manera de aprender será distinta.
Lo que no debemos hacer JAMÁS, es dejar de estimular y apoyar su aprendizaje. A menos evidentemente, que el diagnóstico sugiera que el/la peque, esté incapacitado para siquiera intentarlo.
Y aun así, siempre será recomendable respetar sus límites de tiempo y espacio.
¿Cómo hacerlo?
Vas a buscar un momento de calma, que no tengas que estar pendiente de recibir una llamada del trabajo o de el arroz que se te va a quemar, te vas a sentar con tu peque y le vas a explicar que a partir de este momento van a hacer un cambio de hábitos, de estructura, en la manera de hacer las cosas.
Vas a agarrar una hoja y un lápiz y van a escribir juntos una rutina que aplique para la semana (de lunes a viernes).
Seguidamente, le vas a preguntar a tu peque cuales son esas tareas que más le cuesta hacer, tanto en lo personal como en el hogar. Ejemplo: cepillarse los dientes, hacer la cama, bañarse en el horario que corresponde (limitado).
Pueden usar dibujos impresos representativos. Ideal hacer varias copias para que todos los cuidadores y el/ella mismo/a pueda verlo en todas partes (cocina, habitación, sala o living).
Esta estrategia les va ayudar a tener un orden en espacio y en tiempo
¿Por qué espacio?
Porque no debe comer o hacer tareas en la cama por ejemplo, ni ver tele mientras come (son límites de espacio que estaré explicando más adelante), entonces, si lo vemos viendo tele en vez de haciendo la tarea o duchándose (según la planificación indique), podemos desconectar la tele, lo que probablemente desate la 3era o 4ta guerra mundial, pero es en este momento en el que entraremos en acción validando, empatizando, desde la conexión y el afecto.
Además de esto, debes tener en cuenta que si está escrito en el papel, quiere decir que ya estaba pautado, que ya el peque sabía lo que le correspondía hacer.
Al mismo tiempo, te invito a utilizar esta herramienta como auxiliar, es decir, antes de gritar, desesperarte, haz referencia al papel.
Tu peque según la cultura y el entorno social
En primer lugar, es importante plantear que la mente del ser humano se construye a través del lenguaje. Desde esa perspectiva, parece evidente (al menos para mi), que la cultura influye directamente en la manera de ser de las personas.
Consideramos nacionalidad, sexo, árbol genealógico, raza, religión, estatus socioeconómico. Claro que nunca debemos olvidar que cada quien es capaz de tomar sus propias decisiones, pero me refiero a los factores que influyen en el comportamiento, en las costumbres, en la religión, raza, origen y árbol genealógico de la persona, que no solo impacta sus genes, sino su manera de pensar.
Pongamos un ejemplo claro a partir de la religión y ubicación geográfica: un niño que crece en una familia judía no va a celebrar la navidad como lo haría un niño que nació en una familia católica o las costumbres de un niño que vive en Bombay, India donde rara vez baja la temperatura a menos de 16 °C, no son las mismas de uno que vive en Alaska, EEUU donde esta nevando 7-8 meses del año.
En cuanto a lo biológico ligado a lo psicológico, un ejemplo duro pero real sería un niño abandonado por sus padres, víctima de maltrato y negligencia que no fue alimentado adecuadamente los primeros años de vida, que presenta dificultades de aprendizaje debido a que el cerebro no se desarrolló apropiadamente por la malnutrición.
Y ya que tocamos el punto de lo psicológico, debo incluir las situaciones que suceden alrededor del peque e inciden en su SER, en su desarrollo, comportamiento, actitud, manera reaccionar, en todos los ámbitos de su vida.
Te haré una lista: maltrato físico, psicológico y/o sexual en el hogar por parte y hacia cualquier miembro de la familia, abandono de cualquier miembro de la familia, adicciones o consumo de sustancia por parte de los padres, divorcio, separación, mudanza, migración, enfermedad de él o algún miembro de la familia, nacimiento de otro peque, nuevas parejas de los padres, cambio de escuela, acoso escolar, si algún papá trabajaba fuera y ahora en casa o viceversa, accidentes, cambios corporales por operación o enfermedad, desastres sobrenaturales, estallidos sociales, guerra, pobreza, cambio de estatus social, y si te ha pasado algo que no está incluido en esta lista a partir de lo cual notaste algún cambio en tu peque, considéralo como detonante.
¿Qué hacer?
POR FAVOR involucra al peque, explícale lo que sucede, a qué se deben los cambios, hazle saber que NO tiene la culpa de lo que ha sucedido NI LA RESPONSABILIDAD de resolverlo o de hacer algo al respecto, que nada de lo que hizo o dejó de hacer pudo haber evitado lo qué pasó.
Límites
Muchas veces los padres buscan ayuda para aprender cómo hacer que los/as peques respeten las normas, los límites, las reglas y las pautas.
Una vez más quiero mostrarte otra cara. Una mirada que me ha ayudado a comprender la dinámica de muchas familias y me ha permitido ser parte de un alivio en las tensiones y conflictos que muchos padres me han planteado en las consultas.
Te quiero explicar que mi postura se posiciona desde la subjetividad del peque y su necesidad de ver y sentir que se respetan sus propios límites, un gran ejemplo es: un niño insiste, insiste e insiste en que mamá le deje jugar con algo prohibido, al principio ella se mantiene firme en negarse pero el niño grita, se irrita y después de un rato, la mamá que ya no aguanta más y es en ese momento en que el niño descubre cuál es el límite de la madre.
Sin embargo, con esta acción, el niño de alguna manera, está pidiendo que le pongan límites, porque inconscientemente sabe que los necesita, pero si no hay una estructura y un mensaje claro y firme, el peque no tiene referencias de comportamiento ni de emociones, es decir, cómo comportarse y expresarse.
En este sentido, la estructura mental tiene que ver con lo físico y emocional.
Por tanto, más que enfocarnos en que el/la niño/a respete los límites en su entorno, llámese normas, reglas, deberes y los que se refieren a demás, a sus pares y sus figuras de autoridad.
Es fundamental e imprescindible respetar sus propios límites, en tanto representan las bases para construir una mente sana y con ello, un futuro sano en todos sentidos: inter e intra personal, académico, laboral, social.
Comencemos por los más fáciles de visualizar
Los límites físicos, es decir, lo que está asociado a su cuerpo, espacio y tiempo.
Con respecto al cuerpo se deben respetar los límites de la piel, lo más evidente y básico.
¿Cómo se rompen? Irrespetando sus necesidades básicas: alimento, abrigo, techo. Agrediendo su cuerpo (abuso, violencia, agresión).
Con respecto al espacio se debe cuidar dónde come, dónde hace la tarea, entre otros.
Los límites emocionales tienen que ver con la empatía, la paciencia, la solidaridad, la honestidad, la escucha activa, la lealtad, el apoyo.
Los límites sexuales tienen que ver con el respeto a su identidad sexual y a su orientación, las cuales forman parte del peque como persona y deben desarrollarse como cualquier otro aspecto de su vida.
Respetar estos aspectos va a influir en su conexión, en su relación, ahora y en un futuro, pero también en la prevención de conflictos futuros porque si el/la peque crece sabiendo que sus límites son respetados, no solamente respetará los de los demás sino que también se defenderá y hará todo lo posible por evitar que no respeten los de el/ella.
Desde pequeños/as, respetar sus límites implicar algo tan simple como dejar que se caiga, no evitarlo, sino acompañarle y si llora, no decir “te lo dije” sino desde la comprensión de que NATURALMENTE, porque es pequeño/a, se va a caer, porque su cabeza pesa más que su cuerpo, porque su sistema vestibular está en desarrollo y al no tener equilibrio se va a caer.
Entonces, si apoyas en vez de asustarles, si escuchas en vez de juzgarles, más adelante acudirán a ti.
Conclusiones
y recomendaciones
CONCLUSIONES
¿Necesitas una receta?
No existe. Lo que sí existe es la necesidad de reforzar, fortalecer, proteger y afianzar la relación con tu peque porque es la base para aplicar cualquier herramienta, técnica o tip.
Hago énfasis en hacerse preguntas y cuestionarse ¿Qué pasa? ¿Qué quieres? ¿Qué necesitas? Y, qué tan comprometido/a estás con esto porque como decía Einstein (aunque supuestamente no es una frase de él): “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Entonces, te invito a no dejar archivado lo que acabas de leer, a dejarlo a mano y al alcance en caso de necesitarlo.
Espero que consideres que pedir ayuda psicológica no tiene nada de malo, sé que está estigmatizado y existen muchos prejuicios e ideas erradas con respecto a la psicoterapia, a pedir ayuda, porque no se trata de reconocer que algo has hecho mal, que cometiste un error o que no lo haces bien como madre, como padre.
Ojalá reconozcas que equivocarse es natural y que a veces es inevitable, además de tener en cuenta que nunca es tarde para pedir ayuda.
Y como te decía, a veces los/as peques son como son, y muchas veces es cuestión de preguntarte, cuestionarte cómo es tu reacción ante la reacción de ellos, que justamente es lo que genera este enganche, esta bola de nieve que hace que todos se alteren.
En fin, lo que quiero decirte es que olvides la palabra culpa, y que en ocasiones, las batallas diarias y las tensiones no solo tiene que ver con ellos/as, con sus conductas y berrinches, sino contigo, con tu manera de verlo, con presionarte a ti mismo/a con cumplir exigencias y patrones sociales que en realidad nadie cumple.
Al final se trata de poner en práctica lo que leen, estudian, observan, investigan.
Se trata de aceptar, comprender, asumir que todos somos diferentes y que necesitamos y queremos una manera de ser tratados, que cada uno tiene preferencias a la hora de escuchar una crítica, una observación, un consejo.
Por eso digamos que, esta es mi manera de aportar mi granito de arena, y así como deseo que este material, escrito con mucho amor, mucha paciencia y esfuerzo, les sume a sus vidas, también deseo darles las gracias por haber llegado al final de esta guía, aprecio el tiempo y la inversión que han dedicado a este trabajo.
RECOMENDACIONES
Por último, teniendo en cuenta que no existe una fórmula para esto, mi recomendación general es que, si este contenido no te funciona y no sabes manejar las situaciones, aunque has intentado un millón de herramientas, no dudes en buscar ayuda profesional, porque esto sólo brinda herramientas para un día día complicado como el de todos.
Sin embargo, aunque se que da miedo y da terror, mientras más pronto pidas ayuda, mayor será la posibilidad de prevenir complicaciones.
En este sentido, no importan las complicaciones, no importa las dificultades que presentes tú o el/la peque. Una de las mejores decisiones que puedes tomar es dejar de compararte y compararle, cada quien tiene sus tiempos, su capacidades, habilidades, defectos.
Conectarte con tu peque significa aceptarte como vienes y aceptarle como viene también.
Compararle con sus compañeros/as, hermanos/as, primos/as puede influir en la valoración de sí mismo/a, su autopercepción, su autoestima.
En ese caso apreciará sus logros en función de los/as demás, su esfuerzo estará dirigido a alcanzar lo que
otros/as, en vez de enfocarse en lograr sus propias metas y objetivos, en vencer sus propios obstáculos, que al final es lo que realmente le va a proporcionar satisfacción mérito.
Otra recomendación está relacionadas con las pautas de crianza, es decir, sin importar con quien viva el/la peque, con quien se quede los fines de semana o si vienen a visitar los/as abuelitos/as, tíos/as, padrinos o madrinas, los límites de espacio tiempo, sus rutinas, deben respetarse. Dónde esté y con quién esté debe cumplir con las normas, con el respeto de sus tiempo y espacios.
Una sugerencia para ti como madre, padre, tiene que ver con respetar tu propio tiempo y espacio.
Es necesario, para alimentar su salud mental, para reconocer tus emociones, que te tomes un tiempo para ti, para tus hobbies, para pasar tiempo contigo, haciendo lo que te guste, no se van a morir por NO estar contigo una hora a la semana.
Recuerda que atendiendo tu salud mental, atiendes la de ellos. En la medida en que logres encontrar el punto de autorregulación, de reconocer tus detonantes, tu peque aprenderá por observación.
Si logras expresar adecuadamente tu rabia, tu tristeza, frustración, impotencia, tu peque aprenderá a hacer lo mismo sin generar una batalla.
Reconocer lo que sientes no te quita autoridad y respeto, ni te hace vulnerable.
Te hace fuerte, porque quien se conoce, quien reconoce sus heridas, sus emociones, sus debilidades, es valiente. Siempre respetando la salud mental de tu peque.
Además, quiero pedirles que se mantengan conectados conmigo, en las redes sociales, que no dejen de preguntar y comentar sus experiencias que no saben cuán útiles son para los demás, no saben cuántas personas pueden vivir lo que ustedes y cada vez que comentan y preguntan pueden ayudar a que alguien, en alguna parte se sienta apoyado y acompañado, es una manera de decirle a otro que no está solo.
Estén atentos porque vengo con otras sorpresas y proyectos, siempre con el objetivo de ayudarlos y aportar aunque sea un poco para que tengan una convivencia tranquila y relaciones sanas.
Por cierto, aprovecho para decirte que si crees que necesitas ir a terapia para desahogarse, porque crees que tienes un tema no resuelto de tu infancia, porque estas teniendo problemas de pareja, con tu mamá.
Te invito a que te atrevas a hacerlo, servirás de modelo para el/la peque y además descubrirás cosas dolorosas pero también fantásticas, que estoy segura te ayudarán a mejorar la dinámica en la relación con el/ella.
Bibliografía
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⦿ https://orientacion.universia.edu.pe/infodetail/orientacion/consejos/psicologia-en-que-consiste-la-tecnica-del-semaforo-6114.html
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